Érase una vez… 3
Y yo conteste:
-Y por dónde empezamos
-Empecemos por presentarnos, yo soy Zahabalhi
-Yo soy Trancos-dije estrechandole la mano.
Por las noches, cuando todos los compañeros dormían yo y Zahabalhi
planeabamos que haríamos.Pasamos semanas planeando un plan hasta que
Zahabalhi me dijo:
planeabamos que haríamos.Pasamos semanas planeando un plan hasta que
Zahabalhi me dijo:
-Somos dos, contra 20, ni Alejandro Magno conseguiría que nuestro gran golpe.
Obligaremos a todo el barco a ponerse a nuestro favor y si no lo hacen los
mataremos.
Obligaremos a todo el barco a ponerse a nuestro favor y si no lo hacen los
mataremos.
-Querido amigo. El fin no justifica los medios. Todo movimiento precisa de
apoyo de la gente , apoyo de las masas, no una exterminación.No pretendemos
governar a cadaveres.Para efectuar esas deshonradas acciones ya está el
arrogante de nuestro rey.
apoyo de la gente , apoyo de las masas, no una exterminación.No pretendemos
governar a cadaveres.Para efectuar esas deshonradas acciones ya está el
arrogante de nuestro rey.
Así que empezamos a hablar con todos los tripulantes del barco uno a una para
convencerlos y reunir fuerzas. Fue tarea fácil dado que todos habíamos sido
llevados a ese barco a la fuerza y en contra de nuestra voluntad. Nadia iba
a morir por el rey en ese barco.Éramos 40 hombres con un barco cargado de
pólvora hasta arriba y con suficiente metralla para bombardear a cañonazos
a 10 barcos.Así que nos acercamos a cada uno de los barcos a los que pudimos
atisbar en el horizonte para convencerlos. No fue difícil ya que nos
encontramos con poca gente fiel a la corona, con los fieles a la corona lo que
hicimos fue convencerlos y a nuestra sorpresa funcionó.
convencerlos y reunir fuerzas. Fue tarea fácil dado que todos habíamos sido
llevados a ese barco a la fuerza y en contra de nuestra voluntad. Nadia iba
a morir por el rey en ese barco.Éramos 40 hombres con un barco cargado de
pólvora hasta arriba y con suficiente metralla para bombardear a cañonazos
a 10 barcos.Así que nos acercamos a cada uno de los barcos a los que pudimos
atisbar en el horizonte para convencerlos. No fue difícil ya que nos
encontramos con poca gente fiel a la corona, con los fieles a la corona lo que
hicimos fue convencerlos y a nuestra sorpresa funcionó.
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